La gran patriota, escritora, editora y educadora alemana Ursula Haverbeck ha muerto, menos de quince días después de su 96 cumpleaños. El gobierno de ocupación que se autodenomina República Federal de Alemania intentó encarcelar a Ursula hasta el mismo instante de su muerte.

Aunque nació en Alemania occidental, Ursula vivió en Prusia Oriental cuando era niña hasta que fue invadida por el Ejército Rojo de Stalin, momento en el que se convirtió en refugiada, primero en Suecia y luego en el Reino Unido.

En 1963, ella y su futuro marido Werner Haverbeck (un veterano académico nacionalsocialista) fundaron el Collegium Humanum, un instituto educativo con sede en su casa en la ciudad de Vlotho, en el norte de Alemania.

Este Collegium proporcionó una amplia gama de formación educativa e ideológica a varias generaciones de alemanes, con ponentes como el fundador intelectual del movimiento ambientalista europeo moderno, el Dr. E.F. Schumacher.

En 1992, Ursula se unió a una organización que buscaba construir monumentos apropiados para las víctimas civiles alemanas de la Segunda Guerra Mundial, ya fueran víctimas de la campaña de bombardeos terroristas de los aliados occidentales o de la campaña de violaciones, asesinatos y expulsiones en masa por parte de sus homólogos soviéticos.

Aunque esto podría haber sido considerado un simple reconocimiento de hechos históricos, Ursula atrajo la atención hostil de las autoridades estatales alemanas que deseaban imponer una versión autorizada de la historia.

Cada vez más, esta versión de la historia impuesta por el Estado se ha concentrado en criminalizar cualquier intento de cuestionar el supuesto “Holocausto” de seis millones de judíos en supuestas cámaras de gas homicidas por presuntas órdenes de Adolf Hitler.

Los historiadores, científicos e incluso abogados que llaman la atención sobre los graves problemas probatorios de la narrativa ortodoxa del «Holocausto» fueron primero demonizados y expulsados ​​de sus puestos de trabajo, luego criminalizados y sometidos a penas de cárcel cada vez más largas.

La propia Ursula fue multada por primera vez por este delito de pensamiento inventado de «negación del Holocausto» (definido en Alemania como Volksverhetzung, o «incitación pública») en 2004. Hace casi diez años, mientras continuaban sus actividades revisionistas, el profesor Robert Faurisson señaló que «por su propia cuenta y riesgo, una gran dama alemana ha abierto públicamente la caja negra del «Holocausto». Lo ha hecho en el país que, junto con Austria, es el más despiadado de Europa contra el revisionismo histórico».

En 2019, tres meses después de la muerte del profesor, Ursula recibió el primer Premio Internacional Robert Faurisson en una ceremonia en Vichy organizada por el tenor italiano y activista revisionista Joe Fallisi. El premio fue recogido en su nombre por su abogado berlinés Wolfram Nahrath, porque Ursula estaba encarcelada en ese momento.

Desde entonces, a pesar de su avanzada edad, ha sido llevada repetidamente a los tribunales por el «delito» de hacer preguntas educadas sobre la historia del «Holocausto» en cartas a académicos, políticos y otras figuras públicas; por escribir artículos históricos en revistas; y, más recientemente, por el «delito» de responder preguntas en una entrevista de vídeo en línea.

Desde mayo de 2018 hasta noviembre de 2020, Ursula cumplió dos años y medio de prisión por estos «delitos», y en abril de 2022 fue condenada a otros 12 meses de prisión.

Los recursos contra esta sentencia fueron rechazados y este año se siguieron tramitando más casos en Hamburgo. Hasta su muerte, Ursula estuvo esperando su encarcelamiento; el principal obstáculo para los tribunales fue encontrar una prisión (incluso un hospital penitenciario) que tuviera instalaciones adecuadas para una mujer de más de 90 años.

Incluso muerta, Ursula es temida por nuestros enemigos en todo el mundo: hace menos de dos semanas, por poner un ejemplo, YouTube prohibió un vídeo de H&D que se había publicado para celebrar su 96º cumpleaños, aunque este vídeo era simplemente un extracto de una entrevista con Ursula que se había emitido en un canal de televisión alemán convencional.

La buena noticia, que Ursula conocía y celebraba, es que esta censura está fracasando visiblemente. Nuevas generaciones de patriotas e intelectuales europeos están desafiando las mentiras que se han impuesto en nuestro continente durante casi ochenta años.

H&D seguirá honrando el legado de Ursula: aparecerá un obituario en nuestra próxima edición.